EL DETALLE Escena de máxima tensión con incongruente puerta que se abre hacia afuera. |
De nuevo James M. Cain torna a reproducir el triángulo fatal de El cartero siempre llama dos veces aunque cambiando el inmundo motel de carretera por una casa colonial de estilo español.
De nuevo un narrador omnisciente que nos recuerda a otra luctuosa voz, la de William Holden en El crepúsculo de los dioses.
Empero hay en Perdición un trazo de los personajes que nos hace reconocerla como base del más puro cine negro.
Los estereotipos de "rubia calculadora y fría asesina" descendiendo la escalera con una pulsera al tobillo a modo de reclamo sexual y parodiando a Marlene Dietrich, (recordemos que se llama Dietrichson), y el hasta entonces honrado vendedor de seguros, sentarán los principios de la iconografía del género.
Merecía verse por segunda vez y yo lo he hecho.
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