Sorprendente película con una fluida trama que absorbe desde el principio.
En el remoto hotel del norte de África el perfil psicológico de los personajes se equipara a su imagen estereotipada como pueblo.
Así, en magníficas caracterizaciones, descubrimos al egipcio Farid, temeroso y servil, sabiéndose no dueño de su destino y a punto de perderlo todo; al prepotente y sagaz Rommel sabedor de ser el centro del mundo y deleitándose en ello; al despistado e inconsciente general Bastiano que avanza por la vida y la guerra como si de una alocada opereta se tratase y a la camarera Mouche, a quien el conflicto ha encontrado en el sitio equivocado y sólo afecta, en contraposicion a Brombel, en la medida que perjudique sus intereses.
A los ingleses, la historia y en este caso el guionista, les ha adjudicado la astucia como su mejor baza y el camarero Davos (cabo Brombel), la utiliza sin preocuparse demasiado por lo que deja atrás, en aras de una patriótica misión de altas miras.
Sólo una pega, el tema de los héroes autoinmolados por una causa común ha acabado por cansarme con los años.
Y el detalle de la sombrillita, sobraba.
A los ingleses, la historia y en este caso el guionista, les ha adjudicado la astucia como su mejor baza y el camarero Davos (cabo Brombel), la utiliza sin preocuparse demasiado por lo que deja atrás, en aras de una patriótica misión de altas miras.
Sólo una pega, el tema de los héroes autoinmolados por una causa común ha acabado por cansarme con los años.
Y el detalle de la sombrillita, sobraba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario