"DONDE CON TODA SEGURIDAD ENCONTRARÁS UNA MANO QUE TE AYUDE,
SERÁ EN EL EXTREMO DE TU PROPIO BRAZO."
SERÁ EN EL EXTREMO DE TU PROPIO BRAZO."
Una sola de sus frases lapidarias -aunque no la pronuncie en la película- da idea del carácter práctico y poco dado a la especulación de Napoleón Bonaparte.
Las palabras que dejó escritas y el devenir de la historia le convierten en un personaje cercano del que casi todo el mundo tiene su opinión formada. Por ello, acometer de nuevo la tarea de proyectar la trayectoria vital, moral y psicológica del grand homme no deja de ser siempre un riesgo. ¿Qué más se podía aportar sobre el legendario emperador?
Se podía cautivar: conseguir que un total desconocido, al que en un principio no se le regala nada -lejos quedan las almibaradas producciones de Hollywood-, se convirtiera a lo largo de metros y metros de celuloide en el único Napoleón posible.
Ejercer en nosotros, gracias a una muy cuidada ambientación y a unas réplicas sobresalientes, el mismo poder de fascinación que mantuvo en vida y ganarnos para su causa.
Hacernos, en resumen, partícipes de la Historia.
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