Son sólo cinco pasos.
Cinco pasos lacónicos y concisos que alguien recogió en un apunte de psicología.
La negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación -curiosamente femeninos- se recorren aquí deprisa, algunos de soslayo, dejándose en el camino los fragmentos de uno mismo; descomponiéndose en cada uno para renacer en el siguiente.
Es un discurrir, a la deriva, para alcanzar la victoria.
La siempre amarga victoria de la admisión, sobre la muerte.
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