REGÁLAME UN SUSTO
Esa música insistente
deambula por las calles vacías,
rodea las esquinas,
se acerca a las casas
y penetra por resquicios de puertas y ventanas.
Acompasa al aire rancio que,
de súbito, se rasga en su silencio
-transido filo-
por el espasmo de roncos estertores,
erigiéndose en preludio de lo venidero.
de súbito, se rasga en su silencio
-transido filo-
por el espasmo de roncos estertores,
erigiéndose en preludio de lo venidero.
Hay noches,
noches, que resultan muy largas.