CUMPLIR LA MÁXIMA
"Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver", la arrebatadora propuesta de bohemios, viene ahora a mi memoria cuando contemplo los despojos -tan bellos- de Eva Duarte.
El largo proceso de conservación al que fue sometido su cuerpo la convirtió, según testimonios, "en una muñeca de carne" que fue a la vez su maldición y su triunfo.
Los acontecimientos políticos condenaron a un macabro peregrinaje al cadáver de la que fuera Primera Dama de Argentina, demostrando que la fascinación y el odio a partes iguales que había suscitado en vida continuó tras su muerte.
La apariencia sigue siendo todo en esta vida.
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