Queen Kelly es, aún en su estado inacabado y según las intenciones apuntadas por su director frustrado, una obra fascinante.
Situada en una de esas cortes de opereta de un imaginario país centroeuropeo, la historia del príncipe enamorado de la huérfana que acabará como "madame" de un burdel, no elude ninguno de los mecanismos del melodrama pero los trasciende todos gracias a la riqueza del relato, a la suntuosidad de los decorados y a unos personajes que quedan grabados en la memoria del espectador.
Fue La reina Kelly la última película como director de Erich von Stroheim.
Las desavenencias surgidas durante el rodaje entre von Stroheim y Gloria Swanson, el fracaso financiero que supuso la cinta y el amanecer del cine sonoro, trasladaron al director delante de las cámaras. Desde entonces, sólo como actor.
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