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Ángel Silente o del Silencio |
Un recorrido por el patrimonio funerario de Valencia, lejos de aglomeraciones y de visitas guiadas también tiene su encanto.
Caminar por lo que fuera cementerio civil o por las antiguas secciones I, II y III se transforma en el paseo del hallazgo.
El gótico, el neoclásico, el neoegipcio, el helenístico, se amalgaman a la vista en un espacio que ya pertenece por derecho propio a la historia.
Junto al atractivo arquitectónico de los panteones descubrimos, en este transitar pausado, letras perpetuadas en mármol que llaman nuestra atención por la disposición de su grafía.
Efes, emes, ces... se aunan junto a vocales componiendo patronímicos y epitafios en un cincelado de desconsuelos que la tierra fue apretando.
Es el minuto de evocación de un pobre corazón humano.
Más allá, herederos del mismo silencio, insignes personajes ofrecen su póstuma obra.
La que alguien escogió por ellos.
Sorolla, Calderón, Granero, Lahuerta, Blasco Ibáñez... son los que en una de las suertes de la vida, volapié de muerte, adelantaron un paso ante el envite.
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Tumba de Alfredo Calderón |
Un proyecto que el Consell Valencià de Cultura ha dado en denominar El Museo del Silencio.
Nostalgia, arte e historia.
Sin duda, alguno de estos aspectos conseguirá que nos sintamos implicados.