lunes, 22 de noviembre de 2010

LA SOLTERONA (1939)

Algunas decisiones en la vida se convierten en condenas y muchas devienen en perpetuas.

Las tomadas por amor, esas que implican mentira y renuncia, las que hacen depender de alguien odiado, las que no contemplan marcha atrás, sino a costa de destruir un bello sueño sustentado de falacias...
Son las que confluyen en Charlotte, discurren dejando amargado poso y desembocan en un océano en el que no hay tabla de salvación posible.

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