miércoles, 6 de julio de 2011

UN HOMBRE PARA LA ETERNIDAD (1966)

TÓPICOS

Cismas, ejecuciones, intrigas, todo con el fantasma aún sangrante de la guerra civil de las Dos Rosas y bajo el rey más absoluto en la historia de Inglaterra. Ingredientes como estos han hecho de Enrique VIII, su colección de esposas y su convulsa corte un tema recurrente de las letras, el cine y la televisión.

La película no rehúye los tópicos de la era Tudor y tiene por protagonista a Sir Thomas Moro, santo varón de firmes creencias religiosas y cuya fidelidad a sus principios le conducirá al patíbulo ejecutado, aparentemente, por capricho.
Junto a él,Thomas Cromwell, su antagonista, el intrigante, brillante y odiado ministro que anuló el matrimonio de Enrique con Catalina de Aragón, auspició su boda con Ana Bolena y enriqueció a la Corona disolviendo los monasterios.

A pesar de su maniqueismo, la acción se desarrolla con fluidez sin lastrar la historia con digresiones eruditas que nos confundan, retratando la época y sus protagonistas con diálogos naturales, contrastando temperamentos e intercalando detalles pintorescos.
Una muy cuidada ambientación y un excelente elenco de actores completan la cinta.

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