El dulce francés
De proporciones perfectas y muy liso, parece una cajita antigua de porcelana lista para ser pintada con un pincel y acuarelas.
Aparecido en la Edad Media, su aspecto y sabor ha ido evolucionando con el tiempo hasta llegar al que conocemos hoy en día, el macaron Gerbert.
Cuenta una antigua leyenda que una beguina obsequió a Monsieur de Carizobre con estos dulces y:
"[...] gustáronle tanto al noble Señor que escondiólos como un tesoro y sólo mostrábalos en sus lances más airosos [...]"
La tradición dice que el pueblo relacionó el tesoro tan bien guardado de los pastelillos con joyas y de ahí surgió la costumbre de elaborar las famosas "joyas macaron".