ALUCINANTE INVASIÓN EN LAS NEURONAS
Ha sido todo un descubrimiento. Antes de ver la película no tenía idea de la existencia de este enmascarado que fue -y sigue siendo en el recuerdo- un ídolo en México y que rodó nada menos que cincuenta y cuatro películas enfrentándose a zombis, científicos locos, vampiresas, momias y hasta al mismísimo Drácula.
Santo es un superhéroe diferente a todos los que conocemos: un campeón de lucha libre cuyo único poder es la fuerza de sus músculos, y sus armas los golpes de combate con parafernalia escénica.
Nunca se despoja de la máscara plateada y su identidad es un enigma.
En La invasión de los marcianos el espectador se enfrentará a una de las más impresionantes -y entrañables- muestras de cine B de bajísimo presupuesto y manufactura mexicana.
Aproximadamente 90 minutos para disfrutar con el encanto de un guión descerebrado, pésimas actuaciones, diálogos hilarantes y un vestuario y atrezo inclasificables.
La invasión está servida, dejemos que las neuronas se diviertan.
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