jueves, 14 de febrero de 2019

EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES (1946)

TRISTE ES EL CAMINO QUE LLEVA AL INFIERNO

O casi.
Porque en este torbellino de acontecimientos donde todo importa y todo cuenta no hay espacio para el gozo.
Sólo la náusea cimbrea desatando las vibraciones insatisfechas del deseo, la codicia y la traición.

Es quererlo todo sin renunciar a nada.
Es conformarse con poco pero atreverse a todo.

Un tándem fatal que sorprende más si cabe cuando observamos a los protagonistas.

¿Es él el tipo de hombre que nos describe la historia de James M. Cain?
Rotundamente no.

¿Es ella la bella, ardiente y codiciosa esposa infeliz?
Quizás nos acercamos más.

Y en esas disonancias, en esa falta de proporción entre lo que ocurre y quién lo representa es donde la película pierde algo de su espeluznante tensión e impacto.

Pero, el destino está escrito aunque se empeñe en mostrarse infranqueable





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