jueves, 31 de octubre de 2013

EL NEGRO QUE TENÍA EL ALMA BLANCA (1951)

SIMPLE


Su título nos habla del alma blanca con toda la simbología que la palabra entraña de pureza de sentimientos, de lealtad y sinceridad.

Lástima que la reciprocidad no sea la moneda de cambio en el camino que le toca recorrer al protagonista.

Pasión, desilusión, poder e infelicidad se conjugan en este drama existencial en el que la nobleza de sentimientos es exaltada en flagrante contraposición a la perfidia.

Simple en su planteamiento  -no consigue esbozar la complejidad de la novela-  se decanta por dar protagonismo a la historia de amor dejando en suspenso el drama personal de un hombre criado como blanco pero rechazado por una sociedad cargada de prejuicios.


 

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