Simpático cortometraje protagonizado por la figura de "Max" que, desde su primera aparición en 1907, representó una centena de cortos y llevó a la fama y reconocimiento internacional a Max Linder, su álter ego.
En esta ocasión asistimos a una proyección que apenas concede reposo a los ojos del espectador.
El montaje de escenas alternas junto a la sucesión de planos generales le otorgan dinamismo y jovialidad, ingredientes por sí mismos fundamentales en este tipo de cine destinado a arrancar las carcajadas de un público tan asombrado como neófito.
En apenas tres minutos, la descabellada -o no tanto- peripecia de nuestro amigo se resolverá felizmente gracias a su ingenio.
Max teme a los perros, pero sabe que no son analfabetos 😉.
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