lunes, 1 de julio de 2013

EL TELEVISOR (TV) (1974)

VIGENCIA

Hay que reconocer la valentía de Ibáñez Serrador  -en aquellos lejanos 70-  a la hora de poner en tela de juicio los valores de un medio donde él mismo se movía y sentenciarlo tan duramente.

La televisión (o por extensión cualquier otro medio de comunicación) actúa como reflejo de lo que queremos, de lo que demanda el público, y quizá se atenúe la violencia o el sexo, pero el mal gusto no, porque eso no se puede prohibir, ni juzgar, ni censurar.

Por lo tanto, si por algo debe ser reconocido El televisor es por la indiscutible vigencia que sigue manteniendo la enorme crítica que en su momento supuso el guión para el medio televisivo.
 
No podemos olvidar la importancia que a nivel social sigue teniendo la televisión y la influencia que todavía ejerce sobre los espectadores. El episodio entonces, aborda el problema que ha existido siempre y sigue existiendo en todos los medios de comunicación, y que no es otro que la alienación que se produce en el espectador cuando éste asume sin ningún tipo de criterio la información e ideas que le transmiten.

Enrique  -el protagonista-  cree estar disfrutando por fin de su sueño, pero este acabará por convertirse en la rutina más dura que lo aislará dentro de su propia casa.

¿Muy alejado de la realidad?
No, mientras sigamos afirmando que algo ha ocurrido realmente porque lo hemos visto en televisión.

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