SE EQUIVOCA
Decía San Agustín que hay dos formas de equivocarse en la vida: una consiste en escoger el camino que no nos lleva a nuestro destino. La otra consiste en no escoger nada porque tenemos miedo a equivocarnos.
Sucumbir ante el miedo, dejarse maniatar por él, optando por no perseguir aquello que a uno le ilusiona y le hace mejor por temor al error, al fracaso o al esfuerzo que pueda traer consigo, es probablemente el mayor error que uno puede cometer en su vida.
Así en el centro de convencionalismos y tradiciones, la película transcurre por las sendas del amor condenado a los silencios, la vana esperanza y el tiempo perdido.
Porque, no se equivoca el hombre que expresa lo que siente, se equivoca el que, por miedo a decir lo que siente, deja de expresar su amor a otra persona.
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