"Angustiado, el discípulo acudió a su maestro y le preguntó:
-¿Cómo puedo liberarme, maestro?
El maestro contestó:
-Amigo mío, ¿y quién te ata?"
Soltar lastre.
A veces, llevamos demasiadas piedras en los zapatos.
Y quizás las aguantamos diciéndonos que ya nos las quitaremos al llegar a casa, o que si caminamos torciendo el pie casi ni las notamos.
Posponemos tanto la decisión que sin darnos cuenta nos hemos acostumbrado a ellas.
Cierto es que nos hacen sangrar de tanto en tanto pero damos por bueno el sufrimiento.
Acaso, ¿no será mayor el dolor de arrancarlas pues ya las tenemos incrustadas?
Nunca es tarde para cortar amarras.
Pero como todo acto irreversible necesita de consciencia, decisión y valentía.
El maestro lo sabe.
Y en una sola pregunta nos explica una de las grandes verdades de la vida.