RITMO LENTO
El título lo dice todo: el condenado va a escaparse.
Sabiendo esto sólo cabe esperar que algo ocurra que impida o trastoque por unos momentos los planes del prisionero.
No es así, y a lo largo del metraje la firme decisión de huida acaba por convertirse en monótona de tan lenta y -en apariencia- dejada al azar.
Porque si bien se nos explica minuciosamente la elaboración de los elementos necesarios para el fin, poco o nada se nos cuenta sobre el medio.
Desde un duro confinamiento sin apenas margen de acción, el reo parece que lo sabe todo.
Nosotros no.
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