La película plantea una de las crisis más graves que podrían darse dentro de la Iglesia Católica.
Dos son los pilares que sustentan la historia:
-El hombre antepuesto a las creencias y sumergido en una difícil lucha interior que le incapacita para tomar una determinación.
-La impuesta reclusión de los demás implicados que rezuma causticidad por los cuatro costados.
Lástima que después de una primera hora magna y de un intenso dramatismo, la narración pierda la fuerza que podría haberla convertido en una gran película y devenga, por así decirlo, en un particular jardín de infancia donde parece que cada uno se dedique a lo que mejor sabe hacer: actuar como un niño.
Pese a lo expuesto, su final abierto invita a la reflexión.
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