PRINCIPAL
El principal atractivo de las comedias de Marilyn Monroe reside precisamente en ella, en su presencia juvenil, sensual y encantadora.
Es ese rostro intemporal y perfecto el que arrolla la pantalla y hace desear que la farsa no termine nunca, que nos deje soñar un poco más, que no caigamos de bruces en un The End sin retorno.
A parte de eso, casi ninguna de sus películas cómicas -a excepción de Con faldas y a lo loco o El príncipe y la corista- pueden considerarse medianamente aceptables.
En general se trata de historias inverosímiles y aburridas como El millonario en las que el protagonista masculino gusta de hacer indefectiblemente el ridículo en aras de ese amor que hinche su corazón desde el momento en que vislumbra a la diosa.
Y mientras tanto, ella, ajena en su mundo cándido y sencillo.
Sólo los números musicales consiguen levantar la cinta dando un respiro a tan indefectible despropósito creado para mujeres y del gusto de los hombres.
Excelente para muchos, se queda en simpática y amable para aquellos que olvidaron hace tiempo el mundo de los sueños.
De ese principal sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario