PERIPLO
Desde que vuelve a la vida su determinación resulta proverbial.
No sabemos cuál es su destino ni qué le impulsa a alcanzarlo.
Nada ni nadie le detiene.
Nadie osa retrasarle.
Su camino está trazado en línea recta.
La misma recta que en la palma de su mano dibuja la línea del corazón.
No sabemos cuál es su destino ni qué le impulsa a alcanzarlo.
Nada ni nadie le detiene.
Nadie osa retrasarle.
Su camino está trazado en línea recta.
La misma recta que en la palma de su mano dibuja la línea del corazón.
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